miércoles, 20 de junio de 2007

¿Cómo no se les ocurrió antes?


Gracias DIOS!!!! por iluminar a tus ciervos u ovejas (uppss...no se cual animalito es el más apropiado) para hacernos llegar los " Diez mandamietos para los conductores " ahora ya vamos a tener mas pecados que confesar; Van a a tener mucha chamba los padrecitos en el D.F. =S

3 comentarios:

aLita dijo...

...Lo más apropiado es ovejas... y, obviamente no es para tener más o menos pecados, son simple reglas de civilidad, sólo que a nadie se le había ocurrido poner por escrito... seamos o no creyentes: Católicos, Protestántes, Budistas, Islámicos, Judíos...etc etc, todos podríamos aprender un poco de ellos, digo, es por nosotros mismos!!!

ThElmA dijo...

OK te entiendo y respeto tu punto, pero se me hace una tanto ridículo que se expongan en México precisamente como mandamientos y que el cardenal salga a decir que se comete "pecado" si no los llevas acabo, es mas el contexto en el que se maneja que las reglas en si que me parecen buenas y sale a colación precisamente con la puesta en marcha del nuevo reglamento de transito para la zona metropolitana y la iglesia católica de México se hace participe de esta educación cívica. Entiendo que la intención del vaticano al dar a conocer este “decálogo” tiene un objetivo muy distinto a la interpretación que se le da México de una extensión de los diez mandamientos.

aLita dijo...

Justamente hablando de tu post pasado (Wanna be), la educación en general en México nos lleva a muchas cosas]; regresando en el tiempo, a la obligación de aceptar una religión como la Católica de forma obligatoria, con "trampas" como la forma de ver los pecados: que si haces esto te vas al infierno y si no lo haces eres bien chingón y sólo Diosito te va a querer así... es parte de la educación religiosa de muchos mexicanos ver las cosas así... supongo que por eso el enfoque de estos nuevos "mandamientos" se da de tal forma.
Son esquemas que hay que romper; si un dia tenemos hijos y queremos educarlos religiosamente también; hay que enseñarlos a que las cosas no son obligatorias, que no debemos cometer pecados, no para no irnos al infierno, si no porque estamos haciendo algo mal y eso perjudica a nosotros y a los demás.
Incluyendo, las recomendaciones (malamente llamados mandamientos) que nos da una institución, en este caso, la iglesia.